“Tienes que vencer muchos prejuicios culturales y nacionales para poder ver el mundo indígena”: Mario González Suárez

Previo a la presentación de su libro Uno Conejo / ce tochtli ; la periodista, editora y poeta Mónica Maristain entrevista a Mario González Suárez. Les compartimos esta charla sobre el primer libro-códice acerca de la caída de Tenochtitlan.

Junto con Mónica Braun y su editorial Nieve de Chamoy, el escritor termina su visión sobre México con la impresión de un código: Uno Conejo / ce tochtli , que presentará el jueves en la Casa Refugio Citlaltépetl.

Ciudad de México, 23 de julio (MaremotoM) .- “Nieve de Chamoy nació en 2014 como un sello editorial independiente que en un principio vendió sus libros solo en formato digital, como ebooks. En mayo de 2017 lanzamos oficialmente la versión impresa de nuestros títulos, principalmente novelas de autores contemporáneos mexicanos y latinoamericanos, aunque también hemos publicado ensayo y poesía. Poco a poco hemos ido afinando nuestro criterio editorial y hoy podemos afirmar que, definitivamente, nos inclinamos por textos estilísticamente arriesgados y temáticamente provocadores. Asimismo, damos la bienvenida a las primeras novelas de autores desconocidos, pero también tenemos una clara vocación por el rescate de obras que nos parecen valiosas y que salieron del mercado hace años.

Hoy, su editorial Nieve de Chamoy y el escritor Mario González Suárez presentan el primer códice moderno, hecho ahora, para certificar por un lado que el autor es un tlacuilo y por el otro para terminar su visión sobre México, que tiene con De infancia ( sobre su padre), con Faustina (sobre su madre), continuó con A guevo padrino (sobre el hijo) y terminó con Uno conejo , la segunda caída de Tenochtitlán.

El libro / códice Uno Conejo / ce tochtli se presentará el jueves 25 a las 19 horas, en la Casa Refugio Citlaltépetl. «Solo hay 300. ¡Es una joya que hay que tener!», Dice la editora y nosotros certificamos que es realmente así.

–Me llamó la atención la forma del libro

– (risas) El códice es una amoxtli, que son libros prehispánicos. Son los libros mesoamericanos, había una escritura ideográfica, sobrevivió muy pocos. Quisiera retomar esa idea de una amoxtli, retomando también la idea del tlacuilo, que es un escriba mexica. Un tlacuilo que iba a una escuela de tlacuilos, donde aprendí distintas cosas, porque para ser tlacuilo había que saber herbolaria, medicina, anatomía, astronomía, aparte de saber pintar y saber narrar, conocer los símbolos, los del calendario …

–¿Sólo narraba o también atendía a la gente?

–El tlacuilo no era chamán. Sólo era escritor. Hacía cosas por encargo. La idea de la EME, la escuela de escritores, era hacer la escuela mexicana de tlacuilos en tiempo actual. Había que saber de literatura obligatoriamente, pero también había que saber símbolos, mitología. De hecho este proyecto quirúrgico está ahí con la clase de mitología mesoamericana, teníamos lo de mitología clásica y cuando invitamos a Eduardo Menache, que era el maestro de mitología mesoamericana, le empezamos a enseñar los códices a los alumnos. Esos códices están secuestrados por la academia, nadie los ve, nadie puede decir nada sobre ellos. Ahí me surgió la idea de hacer un código, con escritura alfabética.

-Cuando le contaste a los editores te sacaron corriendo

–No fue tan fácil. Ahí apareció la Nieve de Chamoy. Me habían dicho que eso no existe. Se lo ofrecí a Mónica y me dijo: vamos a hacerlo. Como nunca se había hecho, pensé que era una cosa fácil y luego comenzamos a ir a las imprentas y nos dimos cuenta de lo difícil que era. Para imprimir una rotativa necesita tirar un millón de ejemplares, tiene que ser artesanal. Los pliegos están impresos en máquina, pero en el momento de armarlo humanos que hacerlos manos humanas. No se puede cortar y doblar como el libro convencional. Las tiras se cortan que cortar y pegar. Encontramos un impresor magnífico, porque no todos los impresores sabían cómo iba a funcionar.

–¿Por qué hacer esto?

–Porque está concebida como la novela de un tlacuilo. Lo que cuenta además es el último día de Tenochtitlan. Lo puedes empezar a leer por el lado que quieras y funciona igual. Lo lees como lo agarres. Lo vas leyendo y cuando termina un libro de un lado (son casi 13 metros) y automáticamente lo vuelves a abrir. Del lado que tiene el nombre en español, es un narrador único que cuenta la historia del último día de Tenochtitlan. Y del lado que tiene el título en náhuatl es una voz colectiva que cuenta lo mismo pero desde el pueblo.

–¿Tú te sientes un tlacuilo?

–Claro. Yo nací en Tenochtitlan, a un lado del Templo Mayor. Tenía que llegar a esto, mis libros anteriores sobre México, es mi historia de México. Uno conejo es la historia final de Tenochtitlan.

–¿Qué significa México para ti y qué significa narrar el último día de Tenochtitlan?

–Este tema del mundo prehispánico me interesa mucho. Digamos que uno sabe lo que te enseñan en la escuela, pero cuando empiezas a estudiar el tema, hay una cantidad de bibliografía impresionante. Me metí en los códices, es inagotable. Después de dos años de estar leyendo mi cuenta de lo único que había hecho era información acumulada porque en realidad no entendía.

–Y lo de los códigos están secuestrados… ¿cómo lograste verlos?

–Los fui consiguiendo y en la EME empezamos a sacar los códices. Menache fue el que metió el código Borgia (Códice Yoalli Ehécatl), es el más fascinante, nadie tiene que decir qué se trata. Tiene una parte que es una tabla de adivinación, los 260 cuadros de los 260 días. Esa parte está también en otros códices y sí se entienden. Están los 9 señores de la noche, donde están los signos del calendario en el cuerpo. Después viene una serie de cosas que nadie sabe lo que quiere decir, la parte central es alucinante. Hay muy poca información sobre el tema. De los primeros que vieron el código, Francisco Javier Clavijero, una jesuita, diciendo que con un poco de intuición puede uno inferir de qué se trata. Yo tengo la impresión de que es un tratado cosmogónico, no es algo occidental, sino que tiene que ver con una cosmogonía mesoamericana y el movimiento del cosmos es una digestión. La tierra es un monstruo que está vivo y todo lo que se posa sobre ella finalmente lo devora y baja hasta el inframundo, donde está procesado para volver a la cirugía. Es muy impresionante una sociedad antropófaga, ese es uno de los temas que es tabú, está prohibido.

–¿No creían en Dios?

–Sí creían, pero eran otros dioses. No se puede no creer en Dios. Era un Dios vivo. Nuestro padre y nuestra madre, la tierra y el sol, beben sangre y comen carne. Ese tema de la antropofagia no le gusta el PRI. Me di cuenta de que había cambiado la mentalidad. Tienes una mente cristiana, lo que quieres hacer con una lengua occidental y esa lengua no entra. Tienes que vencer muchos prejuicios culturales y nacionales para poder ver el mundo indígena. Ese mundo está demasiado idealizado y despreciado. Lo nuestro del pasado es maravilloso y lo nuestro del presente es repugnante. Fue la antropofagia implantada por los mexicas que se impuso en Mesoamérica, fue una de las razones por la que los enemigos de los mexicas se unieron al invasor, porque querían que eso se acabara.

–Tu conversión en tlacuilo, ¿qué ha hecho de ti como escritor?

–Para mí es lo mismo. Cada vez que me meto a un tema, siempre me ha atraído la mitología y la psicología profunda, tengo un libro sobre alquimia, otro sobre la Biblia y este sobre la prehispánica. Creo que un artista en general tiene que saber moverse con los símbolos, con la mitología, con la psicología profunda, tiene que entender qué es lo que hace y cómo funciona en uno mismo eso lo que hace. Creo que había una especie de transmutación permanente. La gente que leyó mis primeros libros, como Nostalgia de la luz , lo compara con Verdever y dice que no es el mismo escritor. Si voy cambiando y sí me importa mucho que cada libro nuevo no arrastre al anterior.

–V erdever fue leída como una novela pornográfica

–En realidad para mí es pura psicología profunda. Los que se mueven allí son arquetipos, son mitos y los arquetipos se manifiestan con esa energía análoga a la sexual.

– Faustina fue la madre

– De la infancia es la novela del papá y Faustina es la novela de la madre. Faustina es la madre de Fausti, es como una piedra, arrinconada, soltera, abandonada, rechazada, en medio de todo eso, tiene un hijo. Es un prototipo de madre mexicana. El padre y la madre son como impresentables y de ahí venta un charro muy valiente. Hablé, aparte del maestro Menache, con Alfredo López Austin y yo leí a todos los que pude.

–¿Hay que leer todos tus libros anteriores para leer Uno Conejo / ce tochtli?

–No, para nada. La verdad no tengo idea de cómo va a recibir este libro. Hasta donde sé nunca se había hecho en el México moderno una amoxtli, presentar un libro así. El tema indígena es un tema muy difícil para un mexicano. Cuando hablan del mundo indígena hablan de la sierra, de allá lejos, de las comunidades, pero mírense al espejo, ahí está el mundo indígena. No es algo que está lejos, sino algo que está aquí. Si nos asomáramos a ver cómo era ese mundo indígena, si nos permitiéramos horrorizarnos, podemos cambiar algo. El que reconoce que su padre era un criminal, ya cada quien tiene su lugar. Ese mundo indígena me parece fascinante y brutal, no idealizado. No quisiera haber vivido ahí, no me parece algo disfrutable. Soy descendiente de indígenas, como todo el mundo aquí, y esa mezcla es lo que hace más terrible. La historia antigua de México, de Fray Diego Durán, es un libro que debe leer a todos los mexicanos. Durán era totalmente contemporáneo de Sahagún, pero él era dominico y su historia de México es una gran novela. Si creyéramos que somos hijos de criminales, vamos a poder dejar ese mundo indígena atrás.

Encuentra la nota completa en el sitio Maremoto Maristain .

David Miklos y La vida en Trieste: historia del viajero poliédrico y circular

por José Carlos Rodrigo Breto

Es La vida en Trieste del escritor mexicano David Miklos, publicado por la editorial Nieve de Chamoy, un libro de difícil definición, mezcla de narraciones breves, diario, autoficción y novela de viajes con excelentes momentos de lirismo y otros de introspección. Este hibridismo crea un atractivo tapiz poliédrico que se traduce en la emoción del lector ante la búsqueda de identidad del autor sumido en un juego de laberintos, que se articula mediante una bisagra geográfica: Trieste. En este Odradek de hoy, os traigo este cubo de Rubik narrativo.

En primer lugar, hay que fijarse en la localidad que articula los planos que se superponen en el texto: se trata de Trieste . Esta ciudad del norte de Italia , bañada por el Adriático y que actualmente es frontera con Eslovenia , no siempre ha sido así. Trieste es uno de esos lugares que, como Kalinigrado (otrara Könisberg ) o la propia Andorra , han soportado un destino geográfico mixto, es decir, han servido para unir o separar grandes bloques continentales, han sido Bastión o cordón sanitario para la expansión o penetración de las ideas.

Trieste , en concreto, es un lugar extraño: fue el puerto comercial más importante del Imperio Austrohúngaro , hasta convertirse en la quinta ciudad en importancia del sistema político y geográfico que contenía en sus núcleos como Viena , Budapest y Praga , pero que tras La La La Primera Guerra Mundial pasó a formar parte de Italia mediante el Tratado de Saint-Germaine-en-Layedel 10 de septiembre de 1919. La importante comunidad alemana se vio represaliada por los italianos, que aplica una limpieza étnica en la zona, pero sin lograr borrar la fuerte presencia de croatas, albaneses y griegos, que se acentuó, muchos años después, con La caída de la antigua Yugoslavia .

Estas características especiales se convirtieron en Trieste , en permanente duelo y eclipse con la cercanía de Venecia , en una ciudad en ebullición, en un punto de encuentro con los principios del siglo XX en donde, entre otros personajes célebres, contactar con Kafka como veraneante o Con James Joyce trabajando en la academia de idiomas Berlitz , enseñando inglés a la numerosa población flotante que estaba de paso por el lugar (y en esos momentos de preguerra y colapso del Imperio Austrohúngaro podemos incluir un buen número de conspiradores y espías). En una de mis novelas, Kafkarama , fabulo sobre el encuentro en Trieste deJoyce y Kafka en un café, una posibilidad tan atractiva como casi improbable.

Por todo esto, Trieste es un reflejo de la búsqueda del autor, David Miklos que, por otra parte, es natural de San Antonio , Texas , lugar de evidente carga híbrida; de esa forma, la ciudad, la geografía, jugar un papel decisivo en la obra, la marcan con la impronta de lo que significa el rastreo de la propia identidad, algo que por otra parte es el fin último de todo escritor que trabaja el género de los libros de viajes. Es un tópico, pero es real: el viajero se busca a sí mismo, bien sea en algún recodo del camino, ya sea el final del recorrido, cuando se reencuentra con su alteridad casi de una forma circular.

David Miklos, autor de La vida en Trieste.

No se trata de un libro en forma de circuito que se retroalimenta, aunque mucho de cierre circular haya en la voluntad del escritor de la obra. Es un trabajo poliédrico, como ya dije, al que se superponen diferentes capas geográficas y narrativas. Geográficas: Trieste , Budapest , Londres , Venecia , San Antonio y el Castillo de Miramar , entre otras más o menos reconocibles. En las capas narrativas nos encontramos con diferentes relatos, algunos conformados como cuentos breves, otros ideados como textos viajeros repletos de écfrasis y algunos, incluso, en forma de diccionario.

En esto radica la originalidad de La vida en Trieste de Miklos , en esto y en la evidencia de calidad y emoción literaria que se almacena en el interior de cada segmento que configura el poliedro narrativo. Desde entonces, la modesta editorial mexicana Nieve de Chamoy ha marcado un buen tanto con la etiqueta de un texto como este a su catálogo. Modesta, en efecto, pero que trabaja con calidad y mimo sus publicaciones, configurando una oferta más que atractiva, oferta que poco a poco irá desfilando por las páginas de Achtung! , porque aquí nos interesan las editoriales que merecen la pena.

La vida en Trieste se inicia con un relato conmovedor, un verdadero tour de force de su autor, que parece ofrecernos ya de entrada todo lo mejor que es capaz de elaborar, aunque, después, el libro se sigue moviendo al mismo nivel y ese primer desafío lector se ha resuelto de una forma sobresaliente. En este principio se nos muestra el retrato de una mujer que ha perdido la memoria y languidece en un asilo, con su único destello de lucidez, a las seis en punto de la tarde, en la pregunta que formula todos los días:

«¿Es ese el código de barras que nos llevará a América?».

Se trata sobre una reflexión de la pérdida de la memoria asociada a la espera eterna. Una espera eterna que, no podría ser de otra forma, Miklos la engarza con la novela Zama , de Antonio Di Benedetto , un texto sobre la exasperación de la persona que aguarda, en donde una de las imágenes más potentes de lo que puede resultar una espera agotadora y yerma es la de un mono ahogado y mecido por los remolinos de la marea en las pesadas aguas de un muelle cochambroso. Os dejo un enlace a una reseña que hice de este libro imprescindible de las letras hispanoamericanas, a pesar de sus evidentes fallos estructurales: http://laficciongramatical.blogspot.com/2013/07/zama-antonio-di-benedetto.html

Si Zama es una exacerbación de la inacción y de la búsqueda de una identidad que se encuentra dividida, el primer relato, impactante, del libro de Miklos , se asienta sobre ambas premisas. Por eso, es comprensible que la hilazón de esta historia en el cuerpo del esfuerzo narrativo venga de la mano de una búsqueda que rompa esa espera inanimada y tratado de recuperar una parte identitaria: desde aquí se forja el libro de viajes.

El autor, convertido en protagonista de los periplos, nos eleva a una autoficción viajera de muchos quilates. En primer lugar, se extravía por Budapest , en una obra que no tiene ningún respeto por el tiempo lineal, y en continuo continuo adelante y atrás para confeccionar, además de un poliedro, un atractivo triángulo de pasado-presente-futuro.

Este Budapest de estatuas con leyendas latinas, es la recuperación de los instantes, de un archivo de memoria que reproduce el deambular del autor por la triple ciudad ( Buda – Obuda – Pest ) de los puentes y los leones, de la Plaza de los Héroes y de Matías Corvino , lo que tomará hacia una reflexión introspectiva sobre el paso del tiempo y de cómo se traduce en imprimaciones sobre la piedra, en forma de inscripciones.

Esta conexión interna de Budapest , como ciudad capaz de extraer la cara más oculta del autor, como si sus calles y el Danubio ejercieran una posesión demoníaca que voltearan los interiores de los escritores, obligando a la introspección, conecta con un libro de viajes del que también hemos escrito en Achtung! Me refiero al magnífico Visiones de Budapest ( La línea del horizonte ediciones ) del escritor Sergi Bellver . Puedes leer la crítica en este enlace : http://www.achtungmag.com/sergi-bellver-variaciones-budapest-escrituras-lecturas-la-ciudad-palimpsesto/

Tras el Budapest de la luz que, curiosamente, destapa la parte más sombría de los autores, llega el turno al Londres más oscuro que, por otra parte, permite que brille con gran intensidad la luminiscencia del escritor. Miklos nos relata con pulso firme y contenido la historia de un hombre que vivía dentro de un coche justo al lado de su casa en México , el hombre del Mónaco gris que pasó estacionado 22 años en ese lugar y que, un día, desapareció, murió , perdiendo frecuencia una mancha de grasa en el suelo. A ello se le añaden otras historias en varios planos, desde la muerte del gato del escritor hasta una ruptura sentimental.

Parece que la evocación de Londres ha removido la memoria triste, como esa ciudad fuera del lugar hostil de muertes y desencuentros. El hombre mexicano del coche se da la mano con el gato despanzurrado tras caer desde una azotea y con las sensaciones de la ruptura sentimental del protagonista del texto. Todo esto es un continuo:

“ Una serie de retratos estáticos, no cronológicos. Un conjunto de episodios emocionales, ordenados o desordenados arbitrariamente (…) Narrar una época que no es más, una época consumida en el recuerdo, la memoria entre las ruinas del tiempo abatido «.

Y así, bajo esta premisa, se inicia la parte titulada Historia natural de una vida en Londres , cuyo epígrafe, de inmediato, nos recuerda al escritor alemán Sebald y, como no podría ser otro de otro modo, su monumental obra maestra sobre el desarraigo : Austerlitz ( Anagrama ). Puedes leer una reseña de esta novela en el siguiente enlace y verás que Miklos y el germano, al final, están hablando de lo mismo. Del tiempo en deconstrucción y de la conformación de la identidad —o el extravío de ella—, con Londres al fondo: http://laficciongramatical.blogspot.com/2011/06/austerlitz.html

Esta parte de La vida en Trieste asignó a Londres se presenta como un diccionario, un compendio alfabético en donde las impresiones, las emanaciones, las ideas que transmiten los lugares de la ciudad , aparecen ordenadas de la A a la Z, otorgando un componente mayor de deshumanización a la imagen global que el autor busca transmitir.

Tras el vagabundeo alfabético por los barrios londinenses, el texto aborda el magnetismo y la fijación, que tiene mucho de absurdo kafkiano , el escritor con el Castillo de Miramar en Trieste . Aunque el relato aparece casi al final del libro, me atrevería a señalarlo como el núcleo principal de la obra.

El Castillo de Miramar en Trieste.

En Miramare se nos ofrece una profunda visión emocional de Trieste , además del hechizo que desprende el Palacio , lugar en donde residió, y este es el motivo principal del asunto, el archiduque Maximiliano de Habsburgo , antes de partir hacia el otro lado del mar, es decir a México , para ejercer allí como Emperador .

El Emperador Maximiliano I .

Un Emperador austriaco para los mexicanos… Ese era el nivel de absurdo de la Kakania Austrohúngara . Maximiliano marchó para allá y, apenas tres años después, atrapado en una revolución republicana, derrotado y apresado en Querétaro y, después, fusilado de forma absurda. Una de las páginas más dramáticas y negras de ese insostenible Imperio.

Fusilamiento de Maximiliano I , en un cuadro de Edouard Manet .

Por eso, Miramar ejerce una profunda atracción sobre Miklos , la atracción del desolado, de la derrota y de la pérdida, del sacrificio absurdo y en nombre de nada, de la vacuidad, de una vacuidad al estilo de Zama , y donde el cuarto del Emperador en el Palacio es el recuerdo de un austero camarote de barco con tintes de celda monástica.

Pero tras esto, La vida en Trieste aún nos ofrece tres partes notables: un texto, de nuevo alfabético, esta vez sobre el propio Trieste , y dos relatos importantes, El abrazo de Cthulhu , de evidentes resonancias lovecraftianas , y la que para mí es la mejor porción del libro, Vacas flacas , un final con grandeza y maestría narrativa para dar paso a la última entrada titulada Epílogo elíptico , que ratifica la voluntad de cierre circular de la obra poliédrica.

Es la vida en Trieste un libro de viajes y un viaje interior a los fantasmas y terrores del escritor, a las zonas oscuras que se iluminan con el sol que se filtra por los callejones de Budapest , con el cielo triestino siempre presente como un escenario en donde Miklos se desborda y nos apabulla con su tratamiento del espacio-tiempo, la mejor forma conocida de realizar un viaje al interior, recorrido sostenido sobre las geografías imposibles de la memoria.

Te dejamos el artículo original aquí , La vida en Trieste , y todos los títulos de Nieve de Chamoy se encuentran a un clic.

El Sacrificio donde el tiempo y el espacio se alteran. Entrevista a Béla Braun en Círculo Mixup

Alejandro Rojas charla con Béla Braun acerca de su novela Sacrificio , sobre sus inicios como escritor y de dónde surgió su gusto por la música. Les compartimos a continuación el texto completo, que también pueden encontrar aquí.

Sacrificio es la novela debut del escritor y músico Béla Braun, trabajo narrado a dos voces donde el tiempo y el espacio se ven alterados al grado que la realidad de los personajes se ve trastocada.Así pues, bajo las reglas de este relato es que platos autor acerca de los motivos y estructura de la obra, además del contacto permanente con la música. Aquí el diálogo:

Círculo Mixup: Béla, acorde con la biografía escrita en Sacrificio tanto tu trabajo profesional como el creativo encuentra relación con la literatura y la música se refiere. Así pues, ¿cuándo comenzó a cobrar forma tanto la idea de ser escritor como la aproximación a la música?

Béla Braun: Yo empecé a escribir siendo todavía niño, supongo que tuvo que ver con haber crecido en una casa donde había muchos libros y todos los adultos eran grandes lectores. Indirectamente también debe haber influido en mi hermana mayor estudiaba Letras. Todo esto repercutió en que desde los diez años aprendió a identificarme de manera más formal. Desde entonces noté que a partir de mejorar la redacción podría comunicarme mejor.

Ahora bien, empecé a escribir por accidente, porque la gente que leyó lo que escribió lo que tenía algún talento y me animó a seguir haciéndolo. Recuerdo que mi hermana me llevó a algunos de sus talleres de poesía y algunas clases en la carrera de Letras. También tuve la oportunidad de escribir un par de ‘poemas’ que fueron publicados en un suplemento cultural de un diario en la Ciudad de México. En ese momento tuve 12 años de edad y recuerdo que la sensación de ver publicado el trabajo fue muy emocionante, por eso quise seguir haciéndolo.

Ese fue el inicio, pero donde lo tomé completamente en serio cuando estudié periodismo, al considerar una forma de literatura, especialmente el periodismo narrativo. Ahí me di cuenta que si quería vivir de escribir, la vía más factible era por medio del periodismo, especialmente como cronista. Y en cuanto a la música comenzó como algo caprichoso, un día simplemente estaba con mi mejor amigo escuchando un disco de Pink Floyd, El Ummagumma (1969), y al poco tiempo ya comenzando a aprender cómo tocar la guitarra. A los dos años decidimos formar nuestra primera banda: Cómodo. Básicamente así sucedió todo.

Compártenos cómo llegaste a Nieve de Chamoy, ya que este aspecto podría orientar a los escritores en viernes que apenas intentan materializar y promover su trabajo.

Nieve de Chamoy es una editorial muy joven y hace poco tiempo cumplió un año de publicar libros impresos, antes se centraba en los e-books. Mi relación con la editorial es directa, porque Mónica Braun es la sociedad de los socios del conozco muy bien y una de las dueñas es mi hermana.

Así pues, esta novela yo la terminé de escribir más o menos dentro de la época que estaban comenzando a considerar publicar libros impresos. Originalmente pensaba dirigirse a algunos de los grandes consorcios editoriales que controlan la industria en México y globalmente. Mi libro estaba ahí esperando respuesta de dictamen y en ese lapso la gente de Nieve de Chamoy pedí que les recomendara autores porque estaban armando su catálogo.

De este modo, les recomendé a David Miklos, Javier Medina Bernal, Mario González Suárez y varios autores que son mis amigos y cuyos trabajos me gustan mucho. Todos se entusiasmaron con el proyecto y encajaron muy bien. Entonces considero lo siguiente: el sello contaría con los autores a los que respetan mucho, me encanta el diseño de sus portadas. Asimismo, siempre ha tenido un trato directo del editor con el autor, porque en la editorial se leen los textos personalmente. ¿Por qué no publicar mi libro ahí?

Le mandé entonces la novela a Mónica, quien compartió con sus socios, pasó por el proceso de dictamen, se perdió y publicó. Este mismo proceso de contactar a Mónica es el que debe seguir cualquier joven que quiera publicar su novela. Se leerá el material y si les gusta se publicará. En sí es el mismo camino que se sigue con cualquier editorial grande, pero el dictamen puede tomar años al igual que la publicación. Por ejemplo, tengo un amigo que es autor de una editorial trasnacional y su novela tardó dos años en ser aprobada. Es un proceso tortuoso que se explica por las condiciones del mercado tan grande que es. Y eso que la gente en nuestro país no lee tanto como uno quisiera.

¿Cómo evaluar la respuesta que hay actualmente en México para propuestas con estas características? pues Sacrificio de orientación a un público un tanto más joven, pero que al mismo tiempo está en contacto con lo inmediato y mucha información relacionada con el entretenimiento.
Ciertamente es un panorama complicado porque muchos jóvenes hoy tienen acceso inmediato e irrestricto a grandes cantidades de contenido. Esto es un arma de doble filo, por un lado se agradece la accesibilidad al conocimiento, pero por el otro la gente se pierde fácil y naufraga en un mar de estímulos que todavía no acaban de ser bien digeridos cuando nuevos. Esto hace que se pierda la capacidad de atención a largo plazo.Así, quienes creamos debemos disputar ferozmente espacios y la atención de la gente. Competiciones contra videos de linchamientos, las campañas sucias de la política mexicana, contra Donald Trump, las actualizaciones de los estados de nuestras amistades en redes sociales. En fin. Es difícil hacer que la gente se interese y comprenda su producto, pero ahí es donde uno debe tratar de hacer cosas distintas.

Cuando lanzamos Sacrifico hicimos una campaña a partir de Facebook donde yo entregaba mi libro de manera personal. Soy ciclista, me gusta promover el uso de la bicicleta y la gente que compraba el libro yo sé lo que necesito hasta su casa y también le escribía una dedicatoria. Eso es lo que tengo que pasar de lo virtual al contacto físico con personas de esta red social. Pasamos del ‘Me gusta’ al apretón de manos. Eso me vendió una buena cantidad de libros, fue un ejercicio audaz que tuvo recompensa.

¿Cuál fue el punto de origen para hacer Sacrificio con las características que cuenta y qué criterios seguimos para definir la estructura de la novela, además de la personalidad de los personajes?

Antes que supiera qué estructura iba a tener la novela recuerdo que cuando tenía alrededor de 20 años solía mirar por la ventana de la casa y alguna vez me pregunté: ¿qué pasaría si saliera y comenzara a caminar sin rumbo fijo y seguir pistas simbólicas del entorno ? ¿Adónde llegaría, a quién podría conocer, cómo cambiaría esto mi vida? Tuvimos la sensación de que esa idea tenía una serie de posibilidades infinitas para la vida de una persona y eso simplemente podría salir de una calle de ese modo.

ESA FUE La idea Que dio vueltas en mi cabeza Durante mucho tiempoo Hasta Que decidi Escribir Sacrificio Donde me di Cuenta Que los personajes Que utilizaría Eran personajes de mi adolescencia, Se Trata de Personas Reales Que Conocí, ese es El caso de Mariana , Pero obviamente adaptados con otras características para la novela.

A partir de esto, la estructura a seguir fue una vez que trabajé en torno a la voz narrativa, que consideró la más importante al momento de hacer literatura por ser la que determina en gran medida a la obra en sí. En mi caso jugar con dos voces narrativas completamente opuestas me realizaré un ejercicio interesante. Podía desafiar la forma en que originalmente había pensado para hacer la novela.

Con el personaje de Imre , por ejemplo, podría poner en jaque a su amigo. Esto se deriva en que los propios personajes se volvieron independientes a mí y me hicieran perder el control sobre lo que escribía, porque tenía que pensar muchas cosas que tenía el interior de ellos y no en función de lo que a mí me gustaría. Eso hizo que la experiencia necesitara más rica. También esto me permitió analizar las distintas formas en que puede percibir la realidad, ya que en la novela el tiempo y el espacio se tuercen de tal modo que el lector no puede estar completamente cierto de lo que ha sucedido, ya que quizás se traslapan los espacios temporales. La intención fue hacer desconcertante la forma en que un universo penetra en otro.

Cuando hice eso fue con la intención de generar una consulta en la gente respecto a la posibilidad de que algunos sueños puedan irrumpir en distintos universos. Considere que ciertos eventos perturbadores e inexplicables que nos ocurrieron a todos pudimosen un recuerdo de una realidad de la que no somos específicos, pero sí alcanza repercusión en nosotros.Se trató entonces de sintetizar varios temas que me interesan en una misma novela.

¿Qué tanto se filtran pasajes autobiográficos a la novela? Esto porque entre otros detalles Imre comparte contigo la práctica del ajedrez. Asimismo, ¿el mismo título del libro hace alusión a los sacrificios que el jugador debe hacer con sus piezas para poder ganar?

Toda la literatura es autobiográfica no hay ninguna que no sea el mar, pero eso no quiere decir que los hechos descritos sean fieles a una realidad objetiva o que describe la biografía de una persona. Todo lo que un escritor experimenta a lo largo de su vida va constituyendo una especie de masa inconsciente con la cualidad el escritor construye su obra.

En este libro hay pasajes con personajes y situaciones que tienen similitudes con situaciones que yo viví o por medio de personas que me cuentan en algún momento, por eso es que hasta cuatro de mis personajes son inspirados en personas reales. Por ejemplo, el personaje principal tiene relación conmigo tanto por el ajedrez como algunos otros detalles, pero sin que todo sea literal. Sí hay un parentesco entre Imre y yo, pero a nivel más íntimo y que no cualquier otra persona puede deducir.

A mí me gusta escribir sobre universos que conozco, fui ajedrecista siendo niño, competí y fui seleccionado del Distrito Federal para competencias nacionales. Mi padre era maestro de ajedrez, por eso es un universo que conozco muy bien, además que es apasionante. Esto es muy útil para desarrollar la mente de mi personaje que realiza esta época en Sacrificio.Y en efecto, el título de la obra es un doble sentido, porque por un lado habla del sacrificio de pieza que en ajedrez significa material cedido como un peón, el caballo o la torre a cambio de algo que permita obtener tiempo y posición para generar un ataque que decida la partida. Pero, metafóricamente hablando y manteniéndonos en el terreno del ajedrez, el sacrificio es una manera de decir que las piezas individuales, como seríamos nosotros mismos, somos intercambiables y sacrificables por un objetivo superior.

En la novela, si se lee con atención, se notará qué distintos personajes tienen esa doble función en determinados planos de la realidad. En un espacio determinado función específica y en otro hacen algo distinto. Son intercambiables en función de la propia historia. El personaje principal, Imre, atraviesa por un proceso así donde se da cuenta de su existencia ha llegado a otra posibilidad, pero en esa otra posibilidad las cosas pasan más allá de él como si no hubiera ningún control. Tal y como si fuera una pieza en el tablero de ajedrez.

También hay un sacrificio ritual y contenido en las páginas de la novela, esa es otra de las acepciones de la palabra. Por eso es que este título para la novela era el único posible en función de la historia que se cuenta.

¿Interviniste en el diseño de la portada donde el elemento principal son líneas paralelas en blanco y negro que coinciden en una puerta?

La portada fue utilizada por Guillermo Serrano, que es un gran amigo mío, él aportó el arte del disco de mi banda Kómodo. Hemos hecho proyectos juntos varias veces y es un artista de toda mi confianza y respeto.

Esa también fue una ventaja con Nieve de Chamoy, el poder intervenir en la portada.

Para esta portada en específico yo tenia una idea previa, pero cuando llegué con Guillermo él ya tenía lista esta propuesta que nada más requirió pequeños ajustes al cintillo donde aparece tanto el título de la novela como el mío, pero en esencia todo se mantiene en el uso de las líneas en blanco y negro. La idea entonces quedo clara desde el principio, porque además Guillermo lee todas las novelas a las cuales les hace portada y por eso plasmó el significado del umbral y la dualidad. También hay un efecto en la imagen que quiere representar un agujero de gusano , como un túnel donde están arrastrando hacia otra parte que es la esencia de la novela.

El diseño gráfico me interesa mucho y por eso busca una imagen que dialogara con el texto tal y como aquí sucedió.

La presentación del sacrificio de manera conjunta al libro Lagarto Rey del autor Javier Medina Bernal. Ahí ambos tocando juntos por medio de la banda BRAMA, una banda de rock creada exclusivamente para la celebración. ¿Cómo surgió la idea de esta colaboración y cómo les fue?

La idea surgió porque cuando en su momento lancé Sacrificio no había una presentación formal y no quería hacer un formato convencional, porque me parecía aburrido, sin embargo, no habíamos realizado la presentación porque los tiempos no coincidieron con la gente que quería trabajar. Paralelamente, hace dos años y medio, Javier y yo nos conocimos en Tepoztlán, Morelos, y esbozamos la posibilidad de hacer música juntos. Pasó el tiempo y cuando supe que Javier también iba a estar en Nieve de Chamoy me pareció que era el momento ideal para hacer algo juntos, la idea de hacer una banda efímera para presentar nuestras novelas, cosa que le gustó y empezamos a componer .

Básicamente yo escribí la letra de las canciones y se las mandaba a Javier, quien desde Panamá les hizo la melodía de voz y la armonía, después las regresaba en bruto con guitarra y voz. Por mi parte trabajaba con eso, hizo arreglos e incorporaba bases rítmicas, bajos, guitarras y todo lo demás. Fue un trabajo de colaboración por medio de software de música y trabajando a distancia. Así estuvimos trabajando y las dos últimas piezas las trabajamos una semana antes de la presentación. En este lapso recluté a un par de amigos que les gustó el proyecto y así se terminó de conformar la banda.

Cuando Javier llegó a la Ciudad tuvimos la posibilidad de probar un día antes de la presentación los cuatro juntos y lo hicimos por alrededor de 12 horas. Y cuando nos presentamos el lugar estaba lleno, la gente estuvo contenta e incluso le sorprendió favorablemente porque tal vez teníamos la impresión que improvisaríamos o podríamos hacer algo apegado al ambiente , pero encontramos canciones que tuvieron que llevar a cabo un proceso de creación y estaban bien estructuradas , además que contaban con arreglos que pudiesen resultar interesantes para plantar atmósferas concretas.

Es probable que el proyecto avance hasta llegar incluso formato de disco, lo que sea padre porque podría mostrar como es a partir de la literatura se puede llegar a la música. Esto lo estamos definiendo.

Interprete ocho canciones, pero todavía no contamos con material para que la gente acceda a él, sin embargo, tanto en las redes sociales tanto de Javier como las mías próximamente estaremos mostrando el trabajo de BRAMA.

¿Seguirás promoviendo sacrificio o buscando son los aviones que tienes a partir de este punto?

Creo que en algún punto uno debe comenzar a desprenderse de su novela, una que se hizo con mucho cariño, pero ya debo ponerme a escribir la siguiente. Considere que con Sacrificio ya hice todo lo que se requiere realizar y estara disponible mucho tiempo porque se imprime sobre demanda y la gente puede pedir en línea. Así pues, mientras forma parte del catálogo de la editorial siempre estará al alcance y descubrirá quien tenga que hacerlo al igual que la comprensión. Toca que Sacrificio tenga su propia vida.

Hemos llegado al final ¿Algo con lo que te gustaría despedirte de esta conversación?

Me gustaría pedirle a la gente que se dé la oportunidad de silenciar un poquito el mundo, poner un poco de pausa a las cosas, salirse de Facebook un rato y optar por caminar para buscar la vida donde realmente se encuentra, que es en la calle y en contacto con otras personas porque en una de esas se van a encontrar situaciones interesantes como son los libros y la música, por ejemplo.

La gente que creamos cosas que hacemos constantemente, México siempre ha sido una capital cultural del mundo y este momento histórico no es la excepción. México es un lugar donde se produce arte, cultura y conocimiento desde hace mucho tiempo y es una pena que muchas personas tengan que esperar hasta que lleguen festivales gigantescos para salir de sus casas.

No obstante, por doquier todos los días sucesivos cosas relacionadas con el arte, hay exposiciones, se presentan libros y hay iniciativas como Nieve de Chamoy donde además de los libros se hacen las portadas más bonitas en la industria editorial.

Yo mismo he sido parte y víctima de este compromiso al creer que la realidad comienza cuando uno abre Facebook. No digo que cierren sus cuentas personales, sino más tiempo de exposición a la vida real con otras personas. No compren la idea de que todo lo que tienen la mano por medio de un clic , porque no es verdad. No hay que ser parte de este engaño sofisticado.

Sacrificio: nada duele tanto como la esperanza

Todo en Sacrificio , primera novela del mexicano Béla Braun , y editada por Nieve de Chamoy, tiene una segunda interpretación, e incluso más de dos, como si la realidad se reflejara en un espejo que fuera de un prisma que nos devolviera múltiples posibilidades. Todo se desdobla en esta historia que transita del género negro a la novela cuántica, pasando por uno de los pilares fundamentales que la sostienen: el realismo sucio. Paradójica afirmación esta, porque el juego con el tiempo y los espacios, en principio, debería alejar la obra de Braun de ese presunto «realismo», pero la ambientación, y la propia trama en sí, tienen mucho de esa marginalidad violenta y sexual que caracterizado este género, con fuerte vocación, además, latinoamericana. En definitiva, Sacrificio, como veremos a continuación, es un debut literario sorprendente. Y sobresaliente. ¡Por eso voy a hablarros de ella en este Odradek de Achtung!

En primer lugar, ubiquémonos en ese título: Sacrificio, y en las doblesces que nos oculta. Ajedrecísticamente hablando, un sacrificio es la entrega de una pieza para ganar una ventaja posterior, ya sea de posición, calidad o tiempo, pero la palabra también se refiere al lugar por antonomasia en donde se realzan sacrificios: un matadero. Y el matadero será un lugar importante para el desenlace del libro.

El ajedrez nos lleva directamente al protagonista: Imre, alias Tili, un precoz campeón, con una extraordinaria proyección que condenará al no realizar, precisamente, un sacrificio que dio el dio la victoria en la partida decisiva, esa que lo convertirá en Campeón Nacional. Ese sacrificio de caballo por peón no ejecutado lo perseguirá durante toda la vida, tal y como asegura Imre:

“LO LLEVO DENTRO DESDE ENTONCES, COMO UN VENENO DE LIBERACIÓN PROLONGADA”.

Imre, con la mente envenenada por el ajedrez.

Desde aquella derrota, Imre inicia una huida, un abandono del ajedrez que también es una huida de su propia vida. Así comienza la novela, con Imre vagando por la Ciudad de México, a la búsqueda de algo que no sabe identificar, atormentado por los años pasados ​​y por algunos eventos ocurridos en la adolescencia, concretamente en la escuela de secundaria, cuando experimentó un primer amor explosivo por su compañera de clase, Mariana.

El cerebro dañado, retorcido, complejo y sufriente de un jugador de ajedrez es todo un topos narrativo. Como ejemplo de ello, otras dos novelas imponentes: La torre herida por el rayo (Destino), de Fernando Arrabal y Novela de Ajedrez (Acantilado) de Stefan Zweig. Los ajedrecistas, tal vez por su mente matemática, son capaces de percibir de una forma peculiar el Universo, que es decir lo mismo que el tiempo y del espacio.

Y hablando de espacio y tiempo, la novela quiebra lo convencional y los retuerce, alterándolos ambos mediante una bifocalización narrativa que es una de sus características principales.

En efecto, en Sacrificio nos encontramos ante un discurso construido a dos voces. Y este es el grandioso acierto de Béla Braun. A la voz sosegada, confundida también, pero seria y represada de Imre, debemos sumar la verborrea desatada y repleta de insultos, expresiones malsonantes, jerga, germanía, o como queramos llamarlo, del otro protagonista del libro: Adrián Amezcua.

Lo realmente interesante es el lugar desde donde se articulan ambas voces. La del protagonista, Imre, en el corazón de una Ciudad de México, de ese DF que no reconoce, inmerso en el caos de su propia percepción, de su propio pensamiento, tratando de comprender y, a la par, de sobrevivir.

Por su lado, el divertidísimo (no por eso menos terrible) discurso de Adrián Amezcua tiene lugar en la cárcel, en concreto (al menos en su mayoría, porque hay un pequeño capítulo en el que Amezcuamonologa con Masilla, su compañero de celda) en una sala de interrogatorios donde un capitán anónimo (¿tal vez comandante?) pregunta al preso sobre su relación con Imre.

De esta forma, Béla Braun define los dos personajes: Imre es activo, Adrián es pasivo, dado que no puede incidir ni actuar en los eventos, que siempre narrará en el pasado, mientras que Imreinfluye sobre ese espacio-tiempo maleable para tratar de alterarlo A favor. Podríamos decir que la peripecia de Imre es onírica y murakamiana, mientras que el discurso de poderosísima oralidad de Amezcua es de componentes rulfianos.

Novela onírica, género negro, realismo sucio. El componente de la ciudad enferma, sórdida, que exacerba las pulsiones sexuales, además de las criminales, es uno de los temas fundamentales de ese realismo sucio, desde sus padres fundadores, John Fante y Bukowski, pasando por La trilogía sucia de la Habana ( Anagrama) del cubano Pedro Juan Gutiérrez o del costarricense Faustino Desinach, este último con toda una serie de títulos que han revitalizado el género, entre los que se incluyen dos obras: Efectos personales y Balada clandestina.

En la novela de Béla Braun aparece la Ciudad de México con estos parámetros alienantes. Es una ciudad peligrosa y enferma, un conglomerado humano en permanente zozobra, que esconde la maldad en su red de pasillos oscuros y escaleras. Imre deambula por este espacio, mientras que el discurso presidencial de Adrián se realiza desde otro mundo igualmente tenebroso y delicado, la cárcel.

De esta forma, ambos protagonistas, separados —al parecer, según afirmación Adrián al comienzo mismo de su discurso, no se ven desde hace diez o veinte años, pero no se encuentra un narrador confiable—, se encuentran una localización afín al realismo sucio, y su devenir se carga de ese onirismo que lleva un comportamiento como figuras mecánicas, casi como peones de ajedrez a los que se puede sacrificar.

El escritor costarricense Faustino Desinach, revitalizador del género del realismo sucio latinoamericano. El discurso de Adrián nunca respondió una respuesta, ni por parte del capitán que lo entrevistará (¿o es un comandante?), Nunca articular palabra, ni de su compañero de celda Masilla, sumido en un sueño extraño con el que parece no prestar atención El discurso de Adrián es un discurso kafkiano, como el de ese Joseph K. que por mucho que alce la voz nunca será atendido en El proceso.

Por su parte, las interacciones de Imre son todas dudosas, al menos dudosas en su mente, por tanto en la mente del lector, y nunca sabremos si son reales o ficticias, soñadas o inventadas, y qué parte de ellas le han sucedido y qué porción será producto de un desdoblamiento esquizofrénico que lo arrastra, más que vivir dos realidades, experimentar una dimensión paralela.

El espacio, entonces, que ambos protagonistas compartidos, se encuentra en el recuerdo, en el pasado, en el tiempo compartido en la escuela secundaria, verdadero motor de la novela. En esa época, durante un campamento campestre llevado a cabo por el colegio, Imre hará su demoledora confesión a sus compañeros, al ser obligado a expresarse en público. A la pregunta del profesor acerca de lo que quería de la vida, admite:

“Soy Imre y tengo tres sueños. El primero es ser campeón nacional de ajedrez. El segundo no se los puedo decir. Y el tercero es que todos ustedes se ahoguen en el río de mierda que pasa más allá ”.

De los tres sueños, y nótese que se utiliza la palabra sueño, en el primero fracasará al no realizar ese sacrificio al que me refería al principio; el segundo, inconfesable, es su amor por Mariana, y el tercero viene propiciado por el aborto que tiene el muchacho por sus compañeros de clase que lo mortifican dado que, tal y como Adrián lo califica, es un friki incomprendido, permanentemente ninguneado y alguna vez un bullying

Poco después, Imre sorrenderá a Mariana, entre los árboles del bosque, relaciones sexuales con otro compañero de clase, justo cuando ha sido acicateado por Adrián los personajes; aquí es Adrián el activo e Imre el pasivo), lo que había convencido de que abordarían a la muchacha y confesarle lo que debían.

Béla Braun marca con especial crueldad, sexual y psicológica, el instante de la visión de Imre, al ponerla en palabras de Adrián, y ya sabemos que Adrián es un pendejo deslenguado que todo lo cuenta de manera directa y sin miramientos. Y el impacto, la humillación en Imre, es de tal grado que, y este es otro golpe maestro del autor, de inmediato se desencadena una brutal tormenta sobre el campamento.

No se trata de un recurso, de la llamada falacia patética wertheriana en donde el estado interior del ánimo del personaje se proyecta en la climatología externa; simplemente, estalla la tormenta, trae una riada y ahoga “en el río de mierda” a unos cuantos compañeros de clase. Se acaba de configurar así, para el resto de alumnos, un Imre despechado y vengativo capaz de crear una tormenta para castigar la afrenta sexual y cumplir así su tercer sueño. Desde entonces, aún será tratado en clase de peor forma, hasta que la situación se haga insostenible. Todos lo culpan del terrible suceso.

Béla Braun ha cambiado aquí que ha sabido construir un segundo pasado terrible que, sumado al ajedrecista, atormentará al protagonista. Vaga por la ciudad a la búsqueda de una nueva realidad, y manifiesta al inicio de su huida:

«En algún lugar tiene que estar la vida».

Y es una huida que tiene un objetivo claro, la búsqueda de sentido, y como tal comprende Imre esta salida de su casa paterna:

«En algún lugar debe de haber respuestas».

Imre se aleja de su barrio de la infancia, del lugar en donde ha vivido, como se trata de un resucitado que abandona tu tumba:

“La colonia que dejé al otro lado de la gran avenida es un cementerio sin cruces, de enormes tumbas con ventanales, y alguna rotonda, las casas que ya no serán mi tumba, el barrio que ya no será mi panteón”.

La afirmación recuerda a esos versos de Dámaso Alonso, cuando dice en su poema Insomnio (del libro Hijos de la ira, de 1944):

“Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).

A veces en la noche yo me revuelvo y yo incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,

y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna … «.

Aunque el poema, escrito un año después del final de la Guerra Civil, tiene ese trasfondo, desde entonces, bien podría ser el leitmotiv de la novela Sacrificio, simplemente cambiando la ubicación, Madrid por la Ciudad de México. Al fin y al cabo… ¿Acaso las grandes ciudades no tienen algo de tumbas en vida para sus habitantes?

Es así: los dos protagonistas habitan en el interior de sus propios sarcófagos. El de Adrián es físico, la cárcel, la celda, pero el de Imre es psíquico. La dualidad de ambos sepulcros viene reflejada por un juego de capítulos y contra capítulos, tipográficamente emparejados por dos números; uno de ellos, el perteneciente a la huida de Imre, se consigna en números romanos, y le sigue, inmediatamente, el capítulo con el discurso de Adrián. La estructura es la siguiente: I, 1, II, 2, III, 3, IV, 4, V, 5…, hasta el final del XI, 11.

Esta técnica de dobles capítulos o como él definido, contra capítulos, ya me había encontrado antes, elaborada de algo diferente, pero con el mismo espíritu que utiliza Béla Braun, en Frías flores de marzo (Alianza), la novela del escritor albanés Ismaíl Kadaré Las dos realidades (o tal vez irrealidades) conviven a la par, quebrando espacio y tiempo y convirtiéndose en Sacrificio, además, en una novela cuántica hasta el punto de que Imre confiesa que:

«Tenía miedo de estar despierto y descubrir que nada había pasado en realidad».

Por último, me queda un detalle que, dada mi pasión por lo húngaro, no podría pasar por alto. Ya en el nombre del autor, en ese Béla, resuenan ecos magiares, aunque por mucho que él introdujo por las redes e Internet, no encontró ninguna referencia del escritor a esos presuntos ascendentes húngaros. Por cierto, ya que hablo de Internet, os dejo a continuación dos enlaces a dos entrevistas con Béla Braun llevadas a cabo en televisiones mexicanas.

 

Programa Molino de viento

Entrevista con Béla Braun, sobre ajedrez, arte y Sacrificio.

 

Béla Braun en La Entrevista del Noticiero Vespertino de TV Más, Xalapa, Veracruz.

 

Béla nos cuenta sobre su trayectoria y sobre «Sacrificio» su primera novela.

 

Vuelvo a lo de Hungría. En la novela, los padres de Imre (que comparte nombre con Imre Kertész, el Premio Nobel de Literatura) hablan en un idioma extraño que, evidentemente, es húngaro. No es difícil llegar a esta conclusión: los padres de Imre son húngaros refugiados en México tras la represión con la Unión Soviética sofocó la Revolución de 1956 y que trajo la oscura época del kadarismo, en relación con János Kádar, Presidente del Partido Socialista Húngaro.

Y de Hungría nos llega el personaje de Gyula, identificado como un demonio, un ser sombrío y espectral que arrastra la muerte tras de sí. Gyula ha sido, durante la infancia de Imre, su maestro, le ha enseñado el ajedrez competitivo. Gyula encarna a esos tipos de la policía secreta húngara o Államvédelmi Hatóság, conocida por sus iniciales de ÁVH. Podemos suponer que, el padre de Imre, localizado en México, es extorsionado por Gyula de alguna manera, y el resultado es un intercambio, casi un sacrificio: la entrega del hijo a su maestro de ajedrez.

Un dato más que añadir al misterio específicamente desvelado: un mensaje en un concursante, con la voz de su padre dirigiéndose a Imre, utiliza la palabra de cortesía servus (se escribe szervusz, aunque el autor opta por la forma fonética y no por la ortográfica ) Es un saludo algo más formal que el habitual szia, lo que implica un respeto del padre por el hijo, suponemos que bien ganado en el tablero de ajedrez.

Béla Braun, autor de Sacrificio, durante un concierto. Nótese que lleva una camiseta con la portada de su novela. Esta trama de trasfondo húngaro es una más de las aberturas que propone una novela caracterizada por el poderoso discurso de la voz de Adrián Amezcua, y que, curiosamente, me ha grabado la voz narradora que aparece en otra novela publicada por Nieve de Chamoy y de la que ya hablamos aquí, en Achtung! Me refiero a Lagarto Rey, del panameño Javier Medina Bernal.

Y como la literatura, y la música, entablan conversaciones con otros autores y con otros músicos, las voces poderosas de Sacrificio y Lagarto Rey, de Béla Braun y de Medina Bernal (ambos músicos) se unieron para presentar en un concierto las novelas. Aquí os dejo un enlace a tan curioso y original evento, con ambos escritores, mexicano y panameño, sobre el escenario:

Concierto BRAMA en el 1er. Aniversario de Nieve de Chamoy.

El jueves 3 de mayo del 2018 en Bajo Circuito, se llevó a cabo la celebración del primer aniversario de la editorial Nieve de Chamoy.

Quizás esta música pueda traer algo de sosiego tras la lectura de Sacrificio , tensa y tremenda novela cuyo corolario podría ser una afirmación de su protagonista:

» Nada duele tanto como la esperanza «.

Y es que, la esperanza, a veces, se encuentra detrás de una puerta de metal que, cuando se abre, da paso a un matadero y muestra decepciones que son como horrores. Como lectores, de verdad, os animo a que abráis la puerta metálica de Sacrificio . Lo que encontréis después ya es cosa vuestra, algo que se encuentra dentro de cada uno, pero es indiscutible que, además, disfrutaréis con el hallazgo de una gran novela.

El artículo original lo encuentra aquí.