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El escritor español José Carlos Rodrigo Breto, desde su Instagram literario Literatura instantánea, recomendó ayer Lagarto Rey, de Javier Medina Bernal. Después de este breve encuentro literario narrado en 59 segundos, ahora escribe una nota en Achtung! en la que explica pormenorizadamente los motivos de su entusiasmo.

Javier Medina Bernal y Lagarto Rey: el reptil borracho en el ojo del escritor

por José Carlos Rodrigo Breto

El mundo de las redes sociales está mal visto. Y con razón: la cantidad de idiotas, violentos y maleducados que se han apoderado de ellas las han convertido en un vertedero de mamarrachos y estúpidos. Te piden amistad para, acto seguido, proponente que asegura que te gusta la milanesa de un recóndito restaurante bonaerense al que nunca llegarás, o las tortillas de papas de la madre de uno, o una clínica de estética y cirugía láser ubicada en Toronto. Por eso, y por los que odian , por culpa de ellos mucha gente deja Instagram o Facebook. Y hacen bien. Pero están concediendo un triunfo a todos esos desgraciados, porque quedarán privados de los milagros que las redes pueden proporcionar. Aquí, en este Odradek de hoy, voy a hablarros de uno. Concretamente se trata de un milagro literario.

Por amistad virtual, por afinidad o por buen rollo generador en la distancia, este bendito Instagram literario del que tanto os hablo, proporcioné una de esas sorpresas que solo son posibles en las redes. Un escritor panameño, sin ningún intento de someterme a la lectura obligatoria de su obra, simplemente con las ganas de hacerme un regalo, me envió desde Viena , lugar en donde se afinca, un ejemplar de su primera novela, Lagarto Rey , publicado en 2018 por una editorial mexicana, Nieve de Chamoy , y el paquete llegó hasta Torrelodones .

Analicemos el asunto: escritor panameño- Viena -editorial mexicana- Torrelodones . Solo la red, solo Instagram , puede favorecer similarmente el tipo de intercambio. Es pura magia, y podría una lástima dejar o renunciar a que te sucedan este tipo de cosas por culpa de un puñado de bobos que te obliga a dejar las redes. Hay que aguantar una cosa, para poder disfrutar de la otra. Ya he dicho estas palabras que, realmente, van dirigidas a una buena amiga propietaria de una cuenta importante en Instagram que se ha visto obligado a cerrar por culpa de los acosadores. Ella ya sabe.

Me llegó la novela, atractivamente editada, de Javier Medina Bernal . Pues sí, mi olfato literario suele funcionar bien. De inmediato, empecé con la lectura: bingo. Estamos ante una obra que necesita, desesperadamente, de muchos más lectores. No pude evitar hacer un pequeño video de 59 segundos en mi cuenta de @literatura_instantanea , afirmando lo mucho que me había gustado, pero quienes me conocieron bien saben qué dedicaría este Odradek de los viernes de Achtung! a explicar algo más pormenorizadamente los motivos de mi entusiasmo.

En Lagarto Rey aparecen algunos de esos procedimientos narrativos innovadores que se asientan en una agresividad verbal inusitada y que han proliferado en la literatura hispanoamericana de los últimos años, en concreto aquella que puede definirse como literatura de frontera o más concretamente transfronteriza (¿hay algo más transfronterizo que un escritor panameño en Viena y que publica con una editorial mexicana?).

En el interior de la narración se sustancia esta carga transfronteriza y transcultural con una mezcla de personajes y discursos panameños, argentinos, mexicanos e, incluso checos, todos sumidos en el torrente de la poderosa arenga de la voz protagonista. Porque digámoslo sin perder ya más tiempo, la voz protagonista, esa primera persona que subyuga y arrebata por su violencia y delicadeza, es el gran acierto maestro narrativo de Javier Medina Bernal . Esa voz es su novela Lagarto Rey .

Esa voz que no puede callarse, la voz de un borracho que en la primera línea de la novela ya se confiesa con el gozo de la embajada que tal vez solo experimentó así aquel Santo Bebedor de Joseph Roth :

“ ¡Ja! Soy alcohólico Si. La reputa de alcohólico. ¿Y qué?

Desde aquí, esa voz está capacitada para desgranar el tipo de discurso que desee. A veces lo impregna con un toque de lirismo al estilo de aquel otro literato-Tourette enfermo de palabras y que con sus versos construcción discursos, Nicanor Parra ; en otras ocasiones es una voz dura y certera que con nitidez se fija en el turbio del mundo que nos rodea. Esta voz es un recurso fundamental de lo que podríamos denominar el realismo sucio , un género muy en boga en estos tiempos, no solo en la literatura hispanoamericana.

La mayoría de los críticos suelen situar el nacimiento del realismo sucio como género literario a caballo de los años 1970 y 1980, pero en opinión de uno de sus máximos exponentes, Charles Bukowski , y también en la mía propia, el abanico temporal es mucho más amplio y Será John Fante el Iniciador of this corriente (ASI Como el propio Bukowski en el prólogo Que ESCRIBE a la novela de Fante , Pregúntale al polvo ), AUNQUE para la Crítica uno de los claros antecesores mar JD Salinger , con la ONU realismo sucio tal vez encontrado en sus cuentos, pero que en absoluto creo que encontró en sus novelas.

Las características del realismo sucio son minimalismo, parquedad en la expresión, concisión, incluso pobreza de elementos. Es lo contextual y no lo formal lo que aplasta al lector, lo que impacta sobre nosotros a la hora de llevar a cabo la lectura. Como ejemplo definitivo de la corriente se podría citar los textos Pregúntale al polvo (1939) y Camino de los Ángeles (1933) —aunque escrita en 1933, solo se publicó póstumamente en 1985, y su éxito resultó una recuperación de la obra del autor— Ambas de John Fante y Cartero (1971) de Bukowski .

Considerado como gran maestro del realismo sucio , también aparece el cuentista Raymond Carver , aunque se debe tomar con prudencia su trabajo y su producción a la vista de las reveladas confesiones de su editor Gordon Lish (parece que su tarea alcanzaba mucho más allá de la de editor de ser mero, actuando casi de coautor y retocando muchísimo, hasta la reescritura, algunos de los textos de Carver ) y quizás cierta fase de Hemingway .

Otros autores que, siempre según la crítica, caben en esta definición de realismo sucio , son el norteamericano Chuck Palahniuk , fundamentalmente con su éxito Club de lucha (1996), y ya en el ámbito de lo hispánico el poeta Roger Wolfe —aunque nacido en Inglaterra , se ha criado en Alicante , y su poesía y producción literaria ha sido en español—, el también poeta, el vasco Karmelo C. Iribarren, el novelista cubano Pedro Juan Gutiérrez con su Trilogía sucia de La Habana (1999), una tendencia de gran arraigo en Cuba, asentada en la pulsión sexual, como una vía sexual de escape a la dictadura, mientras que en Costa Rica , el realismo sucio es manejado por el novelista y cuentista Faustino Desinach , pero como una manera de denunciar y poner de relieve una realidad enferma y empobrecida: la denuncia de los más desfavorecidos y marginales. Con esto se nos presenta un doble aspecto de la corriente según el país en el cual se inscribe: sexo liberador de la realidad o denuncia escatológica de esa misma realidad, pero una realidad, en ambos casos, insoportable.

Todas estas referencias literarias aparecen en la novela, desde el Chinaski bukowskiano hasta Jaime Sabines , que pueden encontrarse junto a Cabrera Infante o Rulfo , pero no solo las literarias, también las musicales, porque desde el mismo Lagarto Rey que hace referencia al venerado Jim Morrison de The Doors , pasando por Silvio Rodríguez o Jeff Buckley y hasta Pablo Milanés , y porque el protagonista es un cantautor perdedor, de abultada panza cervecera, acusado de plagio hasta por el artista español Depedro, Y que al final de no consigue colocar SUS canciones Para que las cante Paulina Rubio , Una delirante Posibilidad que ofrece la novela, ni Para que las cante nadie.

Así que lo cierto es que la realidad también es insoportable para el narrador-protagonista de la novela de Javier Median Bernal . De ahí su inmersión en la bebida y esa apreciación deforme de lo que le rodea. Por todo ello, en Lagarto Rey se exploran también fenómenos de marginación urbana, ligados a la locura, desequilibrio producto del alcohol, y la represión social, psíquica y sexual.

Esta es una tendencia habitual de la variación hispanoamericana del género, que incorporará en su discurso áreas de la vida social censuradas en el discurso literario tradicional (el ámbito del sexo, de lo indecente, el mundo de la prostitución o el alcoholismo, lo que no se dice ni se escribe públicamente) junto con la apropiación de los nuevos discursos urbanos de los márgenes.

De esta manera, se consigue una ruptura del equilibrio del discurso, así así se vincula con posiciones postmodernas, y se plantea desde una posición distanciada y transgresora de las culturas marginales y de la contracultura , así como la revisión crítica de los mitos y construcciones ideológicas Todo ello con expresiones repletas de coloquialismos que expresiones gran inmediatez y complicidad con el lector. Veamos este párrafo de Lagarto Rey :

“ Ya vuelvo.

Ya volví.

Buscaba otra cerveza «.

Gran parte de la producción narrativa de este realismo sucio se construirá como una reacción crítica a los procesos de desintegración social, descomposición moral y corrupción generalizada que se darán en los países de Hispanoaméricaa partir de 1980. Diversos aspectos, como las estrategias revolucionarias o las contrarrevolucionarias, la venta o la entrega del país a la corrupción y la hipocresía política, el lavado de dinero y el narcotráfico, la marginación cultural y social, la destrucción ecológica, serán tratados en los textos: la deformación carnavalesca, lo paródico, las metamorfosis y desdoblamientos, el humor grotesco y el esperpento, todo ello empleado para ofrecer la imagen de un mundo dislocado, mundo en tiempo y descomposición, en donde las fantasías o las apariencias se contraponen a un mundo deforme, clandestino o marginal, regido por la exclusión, la represión y la violencia, el trastrueque de identidades y la enajenación … Elementos, todos ellos, muy de actualidad en la narrativa de Javier Medina Bernaly en su peculiar visión de Panamá la Vieja .

En efecto, todo el libro de Lagarto Rey está atravesado por ese lenguaje popular, sencillo, que narra las historias de la gente común, también de quienes se mueven en las zonas limitadas de la sociedad. Tan limítrofes que dan lugar a escenas delirantes, como el entierro del profesor Luigi. La obra cuenta, así, con la originalidad del mundo que refleja y en el cual se ubica la acción: un país de América Latina en donde las raíces indígenas permanecen bien presentes. Lo que de inmediato nos fusiona con cierto realismo mágico .

Esta afirmación puede sorprender en un principio, dada la mayoritaria tendencia de los cuentistas hispanoamericanos de finales del siglo XX y de principios de XXI a desmarcarse del realismo mágico , al que reconocen y tributan su agradecimiento, sin renegar de él, pero con el que no quieren identificarse.

En Javier Medina Bernal no parece existir ese problema: crear así, en su texto, una curiosa oposición de realismo sucio frente a un realismo mágico cuyo resultado es el de una ciudad como Panamá que muy bien podríamos definir como ciudad sucia , al igual que las Apariciones de México D. F ., sumándose Así uña de Otras Ciudades sucias del tipo de la Habana , San José o Río de Janeiro , por Ejemplo, y en el Ámbito externo de lo latinoamericano, San Francisco , Nueva York , Ámsterdam …

El discurso del protagonista de Javier Medina Bernal es un discurso que a menudo califica como juanrulfiano , y no es en vano, dado que gran parte de la novela la pasa charlando con fantasmas: su abuela, su prima Lola, su editora de prensa, el profesor Luigi … Y ya sabemos que gracias a Rulfo , ya esos fantasmas de Pedro Páramo , podemos beber en las raíces del realismo mágico

Quizás, este híbrido literario que aúna realismo sucio y realismo mágico pueda dar como producto, también, la tendencia apuntada por algunos críticos, la llamada Gótico Tropical . En principio, parecer ser una corriente literaria originaria de Costa Rica . Para el crítico y escritor Juan Murillo , se trata de:

“ Una parafernalia gótica —una puesta en escena gótica (con referencias a la locura, los cementerios, los fantasmas, el espiritismo, la brujería …), etc., cohabita con un naturalismo descriptivo de escasez de recursos, apenas descriptivo y que utiliza problemas escabrosos y de miserias sociales en la ciudad de San José como ambientación para el desarrollo de las historias ” .

Un vistazo rápido y desnudo demuestra que este realismo sucio minimalista lo que hace es denunciar y tomar posición frente a lacras y dramas, frente a la parte de esa cultura tradicional de la violencia que se ha expandido por Latinoamérica como un maremoto originado en la novela de la violencia colombiana (con profusión de sicarios y asesinatos), pero producto no solo de una moda sino de una realidad: los países más desarrollados de Latinoamérica actual hace mucho tiempo que dejaron de ser las Suizas de Centroamérica para convertirse en países corruptos y peligrosos. La voz narradora de Lagarto Rey bien lo sabe:

“ En esta Latinoamérica de buitres e hienas es importante saber inglés —el idioma del enemigo— para poder humillar a los que no saben ”.

En efecto, este es un lenguaje directo, rápido como un disparo o un puñetazo, que te derrota por ko, que aturde al lector, un lector sobrepasado, muchas veces, por la verdadera dimensión de las situaciones disparadas narradas en torrentera y que, gracias a eso, a esa ausencia de lo que sería el regodearse o el entretenerse en lo profundamente truculento, el texto no cae en el tremendismo sencillo y resultante enormemente eficaz. Porque el panzón protagonista lo tiene clarísimo:

» Bebo para escapar » , no para hacer amigos ni ser leyenda .

Es Lagarto Rey una disección de la realidad de Hispanoamérica mediante la simpleza de una exposición verbal de acusada oralidad, con el gozo del abrazo del amigo de taberna y la espuma de las cervezas: tan fácil y tan directa como los resorts de la locura, la borrachera y la muerte. Y es, en esta sencillez, en donde el vozarrón etílico de su protagonista consigue un eco amplificado tan divertido como profundamente literario.

Te dejamos el artículo original aquí , Lagarto Rey , y todos los títulos de Nieve de Chamoy se encuentran a un clic .

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